Bardiani Bike, equilibrio sobre los pedales
El equilibrio de un ciclista no es solo cuestión de la geometría perfecta de un cuerpo que se mueve sobre los pedales. Es una cuestión de confianza en las propias capacidades, de músculos moldeados para soportar la fatiga y de interminables diálogos con uno mismo para enfrentar la soledad de las cuestas.
La primera prueba ciclista documentada se remonta a 1868 y se disputó cerca de París, a lo largo de un tramo llano de 1200 metros. Entonces no se hacían escaladas, pero ya se respiraba la adrenalina que impulsa a cruzar primero la línea de meta, exultante con los brazos en alto. Han pasado casi 160 años desde entonces y tanto los ciclistas como las carreras competitivas han recorrido un largo camino. Literalmente.
Desde aquella primera prueba de 1200 metros, el ciclismo se convirtió rápidamente en uno de los deportes más queridos, populares y seguidos en Italia, a tal punto que el 13 de mayo de 1909 comenzó la primera edición del Giro de Italia: 8 etapas y 2447 kilómetros de distancia que cubrir sobre dos pedales.
Hubo que esperar hasta 1982 para ver la creación del equipo que más tarde se convertiría en el más longevo del mundo en el panorama de equipos activos en el ciclismo profesional: bautizado como equipo Termolan – Galli, hoy es VF Group Bardiani-CSF Faizanè, aunque siempre ha permanecido bajo la dirección de Bruno Reverberi.
«Mucha gente tiende a pensar que el ciclismo es un deporte individual, pero en realidad en su dinámica de competición es un verdadero deporte de equipo. Es esencial crear un sentido de equipo; los capitanes y corredores “veteranos” del equipo desempeñan un papel clave y ayudan a facilitar el trabajo del director deportivo, además de ayudar a los miembros más jóvenes educándoles en aspectos técnicos y tácticos. Un ejemplo práctico de este trabajo en equipo podría ser el de los gregarios a favor del capitán en las escaladas, o el “tren” que se hace a favor del velocista en el sprint final. Sin la ayuda de los compañeros de equipo, es difícil conseguir resultados.»
Cetilar® ha decidido apoyar al equipo VF Group Bardiani-CSF Faizanè proporcionándole productos de la línea Cetilar® Nutrition porque el espíritu de equipo, el respeto, la perseverancia y el trabajo duro son valores universales que recompensan el esfuerzo tanto en el deporte como en la vida diaria. Para alcanzar objetivos comunes y, sobre todo, metas cada vez más ambiciosas, es importante que todos los miembros del equipo creen cohesión y confianza, compartiendo valores y una visión común.
Al igual que en cualquier otro deporte, la preparación física de un ciclista de competición tiene como objetivo alcanzar metas cada vez más ambiciosas, construyendo de forma constante una sólida capacidad de resistencia aeróbica, junto con estabilidad y tono muscular. Ser un atleta de competición significa seguir un plan de entrenamiento destinado a lograr resultados duraderos, gracias sobre todo a la experiencia del entrenador atlético. Y aunque los planes de entrenamiento pueden intensificarse a medida que se acerca el inicio de la temporada deportiva, es respetando el propio cuerpo y el tiempo que necesita tanto para crecer como para recuperar energía como se llega preparado para afrontar los retos más exigentes.
«El ciclismo, a pesar de ser un deporte sencillo que tiene por objetivo llegar del punto A al punto B en el menor tiempo posible, implica una preparación física más compleja. El pilar fundamental es la resistencia aeróbica, entendida también como resistencia a la fatiga. La mezcla de factores, estímulos de trabajo y recuperación, junto con las características individuales de cada persona es lo que hace de la preparación física algo muy cercano a un arte, ya que no existe una tabla mágica o un plan que funcione para todo el mundo».
En el sillín y en el gimnasio, el objetivo es entrenar manteniendo la motivación alta, trabajando con constancia para que el propio rendimiento tenga cada vez menos límites.
«El rendimiento en ciclismo, como en cualquier otro deporte, es la capacidad del deportista para dar el máximo en una competición determinada, sin embargo, una carrera nunca es un fin en sí mismo. En cada competición podemos distinguir entre objetivos primarios, en los que se espera el máximo, y objetivos secundarios, en los que no se espera el mejor rendimiento, sino un estímulo durante la carrera que ayude a mejorar el rendimiento futuro».
El rendimiento es algo que difícilmente se ajusta a una única definición válida para cualquier persona y para cualquier deporte. Es un camino que se construye con la tenacidad y la dedicación, gracias a la aceptación de uno mismo y de sus límites, sin que estos representen un obstáculo para la mejora constante.
Sin una preparación mental adecuada, no sería posible hablar de rendimiento: el entrenamiento de un deportista implica diversos aspectos físicos y emocionales y cada uno de ellos es importante para el acercamiento al deporte de competición y, sobre todo, para abrirse a la posibilidad de desarrollar el talento sobre dos ruedas. En ciclismo se oye hablar a menudo de resiliencia mental, es decir, de la capacidad de la mente para afrontar los momentos más duros y críticos con una actitud proactiva. Una capacidad sin la cual, efectivamente, sería imposible cruzar el Paso Pordoi, la cima simbólica del Giro de Italia, pero que también es fundamental para gestionar el impacto del ciclismo en la vida diaria del deportista.
«En los últimos años, la parte psicológica ha cobrado una importancia vital, ya que sabemos que tiene un efecto directo en el rendimiento y que puede aportar ese plus necesario para mejorar. La labor del psicólogo deportivo es dotar al deportista de todas las herramientas posibles para afrontar los problemas desde el punto de vista psicológico. Hablamos de problemas de ansiedad, tanto por la competitividad como en relación con la alimentación, y otro tipo de problemas relacionados con la actividad del deportista profesional, como las rutinas, los viajes, la conciliación de la vida familiar, las lesiones».
Una escalada continua, en los entrenamientos, en la competición y en el día a día, donde la nutrición también es un aspecto al que se debe prestar la máxima atención. El ciclismo es a todos los efectos un deporte de resistencia y hay que poner al cuerpo en condiciones de soportar este tipo de esfuerzos.
«La nutrición desempeña un papel fundamental en la rutina de un deportista. Ser consciente de las propias necesidades, respetar los tiempos adecuados y equilibrar las comidas durante el día en función del entrenamiento es fundamental».
El equilibrio del ciclista es todo esto: es el instante que marca la diferencia entre el primer y el segundo puesto, es la ambición de escalar cimas sin rendirse ante el cansancio, sin ceder ante el viento y la lluvia, es enfrentarse con una sonrisa incluso a los aficionados incautos que a menudo se dejan llevar demasiado por el entusiasmo. El equilibrio es un rincón muy íntimo, donde el cuerpo y la mente corren codo con codo, como en los sprints hacia la meta durante los que nunca hay tiempo para mirar atrás, solo hacia delante.