Fernando Alonso: todavía queda lugar para la adrenalina
Hay muchas palabras que definen la Fórmula 1 pero, quizás, la primera sea adrenalina. Quien alguna vez en su vida ha escuchado al menos una vez el rugido de los coches alineados en la parrilla de salida puede evocar la sensación, la incredulidad, la respiración entrecortada, el pulso acelerado. Probablemente llamarlo adrenalina se queda corto, sin embargo, es lo que más se acerca a lo que siente el público, por no hablar de los pilotos.
Lo cierto es que la esencia misma de la Fórmula 1 es un continuo perseguir el tiempo y los primeros adversarios a los que hay que enfrentarse son los principios de la física. Ni más ni menos. La velocidad que consiguen alcanzar los monoplazas se acerca a los 360 km/h, mientras que toda la fragilidad de un cuerpo humano está comprimida en un habitáculo que tiene apenas el espacio necesario para que el piloto, convertido en parte integral del vehículo, desafíe continuamente sus propios límites y los del coche.
Cada día se fuerzan tus límites más allá de lo que parecía inimaginable al principio del camino.
Fernando Alonso, dos títulos mundiales, una carrera que abarca veintiuna temporadas en la F1 (y sigue sumando), tres 24 Horas de Le Mans, tres IndyCar Series, tres 500 Millas de Indianápolis y, actualmente, posee el récord por el mayor número de Grandes Premios disputados. ¿Quién puede resumir mejor que él hasta qué punto el cuerpo, la mente y el desafío a los límites crean esa sinergia única que llamamos rendimiento?
Para mí, el rendimiento es un concepto muy amplio, en el que el deportista, la persona, el individuo, se esfuerza siempre por alcanzar una perfección que no existe. Significa trabajar por un objetivo que quizá sea inalcanzable. Estar siempre al máximo del propio potencial, ser la mejor versión de uno mismo: en mi opinión, ese es el rendimiento que todo deportista necesita.
En la vida de un piloto de Fórmula 1 siempre hay lugar para la adrenalina y poco para la improvisación. El hecho de que los pilotos estén sentados durante las carreras puede engañar y dar la impresión de que su papel se limita a conducir, en realidad no serían la élite del automovilismo sin una combinación esencial de talento y habilidad que deben cultivar constantemente, temporada tras temporada, carrera tras carrera. Son, a todos los efectos, deportistas sometidos a estrictos regímenes dietéticos, agotadores ciclos de entrenamiento y continuas sesiones de preparación física y mental.
La mente es muy importante en la vida de un deportista porque influye sobre el esfuerzo competitivo. Gracias a la fuerza mental se pueden dominar las sensaciones desagradables, como el cansancio y la decepción, y todos los factores externos que pueden interferir en la carrera. La preparación mental ayuda a anticiparse a cualquier problema que pueda surgir: la mente es lo que marca la diferencia si se tiene en cuenta que, en la Fórmula 1, todos estos estímulos llegan a una velocidad extrema.
De hecho, las leyes de la aerodinámica se convierten de repente en algo muy tangible y pesado cuando la fuerza de gravedad generada por los monoplazas lanzados a más de 350 km/h es tan grande que afecta al cuerpo del piloto, transformando el peso de la cabeza y el casco, que en condiciones normales es de unos 6-7 kg, en unos 30-40 kg percibidos. El cuerpo humano no está hecho para ser sometido a un esfuerzo tan intenso, por eso el entrenamiento es fundamental.
La preparación de un piloto se centra sobre todo en la parte superior del cuerpo, la que más sufre en el coche. Por eso hay que estar al 100% para afrontar las carreras hasta el final con la concentración siempre al límite. La preparación física es un aspecto muy importante al que hay que dedicarse con constancia día a día. Hay que estar dispuesto a aceptar que con los años el cuerpo responde de forma diferente y, por consiguiente, mantenerse en un nivel alto en tu deporte implica nuevas etapas.
Por eso, la resistencia se convierte en la consigna: el entrenamiento de los pilotos sigue un enfoque multidisciplinario para maximizar el potencial atlético, concentrándose principalmente en el fortalecimiento de los músculos de los hombros, brazos y cuello, sin descuidar los ejercicios destinados a trabajar la postura y estabilidad. La fuerza de la parte inferior del cuerpo también desempeña un papel fundamental, ya que el esfuerzo repetido de la pierna izquierda contra el pedal al frenar es de unos 80 kg.
En todo ello, la nutrición se convierte en parte integral de la rutina de preparación: seguir una dieta específica es necesario para alcanzar niveles excelentes de energía en cualquier deporte, y la Fórmula 1 no es una excepción. Efectivamente, es fundamental que los porcentajes de grasa corporal se mantengan bajos, maximizando la masa muscular.
Un deportista del más alto nivel, no tiene momentos de descanso: hay que aceptar los sacrificios que conlleva, y esto también se aplica a la alimentación, a la que hay que prestar mucha atención. Para dar lo máximo, tenemos que interiorizar el hecho de que hay que estar muy motivados para sacrificar nuestras vidas entre viajes, entrenamientos y competiciones, y controlar siempre la nutrición.
La posición en la clasificación, en la carrera, el número de vueltas, la velocidad máxima: además de palabras, también hay muchos números que intentan dar una dimensión más concreta a un deporte con ritmos extremos. Mucho trabajo, mucha perseverancia, mucha concentración para llegar a ese fatídico momento en el que se apagan esas cinco luces rojas y se enciende la motivación de la única persona que tiene el volante en sus manos. Sin embargo, cada piloto sabe que todo es un juego de equipo que el común de los mortales solo podemos atisbar a través de las tomas que conceden los cámaras en los boxes y durante las paradas en boxes.
Este es un deporte que, visto los domingos, parece individual porque solo se ve a una persona en el coche. Sin embargo, en la Fórmula 1 hay más de 850 personas trabajando para estos dos coches, y cada una de ellas es fundamental. Sin ellos, no sería posible completar el camino que lleva al resultado final.
Fernando Alonso colabora con las líneas para traumatismos y nutrición de Cetilar®, ayudando a crecer el desarrollo e investigación de la marca y a mejorar para responder a las necesidades de los deportistas.
Estoy muy contento de colaborar con Cetilar®, personalmente creo que esta alianza es muy lógica, ya que utilizo sus productos a diario durante los días de preparación y también en los fines de semana de cara a las carreras. Está claro que los considero muy recomendables y será muy interesante poder trabajar en primera persona en el desarrollo de los nuevos productos.